Desde la perspectiva del amor, el sufrimiento lo podríamos entender como el deseo de conseguir algo o de desear que algo que nos está ocurriendo cambie de alguna manera y por circunstancias propias o ajenas no nos es posible conseguirlo. También el sufrimiento es dolor al no sentirnos correspondidos en la misma manera que nosotros lo estamos haciendo.
Al nacer, el ser humano trae en su mochila su libre albedrío y es por eso por lo que tiene la libertad de elegir sus pensamientos, sentimientos, emociones y acciones, y también con la dualidad, porque la dualidad es universal, es sentir y optar por los opuestos, “positivo-negativo, alegre-triste, templanza-ira, luz-oscuridad, ….y en este caso, Amor-Odio”.
Amar implica dejar ser libre, como se dice “dejar espacios” al otro, tratar de conseguir por todos los medios la felicidad de la persona que tienes al lado a través de la nuestra propia, y hay otra cosa que muchas veces no tenemos en cuenta, y de la que casi nunca se habla, y es que si de verdad queremos Amar antes deberemos destruir nuestras ansias de amar (me lo decía un amigo), es decir, destruir nuestros propios egoísmos, que muchas veces se confunde con el amor, y que no es otra cosa que: «ese sólo querer lo que tú sólo quieres para ti, sin importarte para nada lo demás». El Amor, con mayúsculas, es todo contrario, es lo que se da con el “corazón”, el que se da con entrega desinteresada, con valentía, sin compromiso, con total sinceridad…en dónde el engaño no existe.
Auri
AURI 