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Nombre hebreo de un Ángel cuya traducción al castellano significa “La rueda de Dios” o “Rueda Divina”.
Cuando su virtud penetra en el interior del Iniciado lo hace tomar consciencia de la magnificencia de la creación y de que no solo existe el mundo visible, sino otro más sutil y “poblado” por energías que constituyen no solo al hombre sino a todo ser vivo e inerte. Su energía nos franquea la puerta por la que penetrar para tener contacto con las estrellas (símbolo de los Ángeles o Mensajeros celestes).
Es el Guardián del Ritual efectivo que guarda las llaves y símbolos de la Mística Operativa.
Es el Ángel de la Meditación y la Iluminación.
AURI 
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