5ª Hoja. Fuerza

Si hablamos de «Fuerza» como virtud, hablamos de esa «Energía» de luz que está implícita en nuestro interior, y que si somos capaces de «despertarla» irradiará al exterior por sí sola, sin darnos cuenta, siendo las personas que nos rodean las que realmente notarán esos cambios en nosotros, aunque para mantener esa «fuerza» deberemos ser muy perseverantes, voluntariosos, creando los hábitos saludables y necesarios, que nos irán dando poco a poco la motivación que necesitamos para lograrlo.

Y una buena medida para ir fortaleciendo esta «Fuerza» será la de ir asimilando día a día las «Energías» de nuestros Ángeles Guardianes, el «Equilibrio» de Miguel; la «Valentía y Compromiso» de Gabriel; la «Sanación» interior de Rafael, y finalmente, la «Irradiación» de Uriel, …pues si de alguna manera vamos sembrando esas Energías en nuestro interior, la ilusión y la alegría se harán presentes en nuestro ánimo y ese conjunto de «cosas» motivará que nuestros proyectos, nuestras creencias, se hagan realidad, al menos ese estado general nos lo hará «ver» así, manifestándose.

Es importante hacer día a día un examen de nuestra vida, de nuestros actos, lo que muchas veces nos han dicho, hacer «examen de conciencia» (primera divisa que acompaña a la virtud de la Fuerza), para intentar darnos cuenta si estamos en lo correcto o no, si nuestros actos van en el camino de la mejora personal y espiritual. Por otro lado, debemos no confundir «examinar» con «juzgar», pues aunque muchas veces nos parezcan que son sinónimos, realmente no lo son. Examinar es averiguar, analizar, reconocer algo, … en cambio, juzgar es opinar, valorar…algo totalmente distinto.

Y precisamente, averiguando, analizando, asimilando, reconociendo el verdadero sentido de nuestros actos, esto hará que poco a poco todo ello se vaya convirtiendo en Convicción (segunda divisa que acompaña a la virtud de la Fuerza), empezando a calar la certeza en lo que en un principio se nos presenta como algo incomprensible. Porque cuando estás convencido de algo, con esa «Fuerza» a la que nos hemos referido, con su «energía», nuestros actos cobran otro sentido, el sentido de lo correcto, de lo adecuado, de lo apropiado, pero sin caer en la imposición, en la cabezonería, a la hora de transmitirlo a otras personas.

Y es aquí donde se entiende debe aparecer la Modestia (tercera divisa que acompaña a la virtud de la Fuerza), porque ser modesto es hacer las cosas con humildad, sencillez, dulzura, afabilidad, …y todo ello no debe ser opuesto al sentido que hemos hablado de la virtud de la Fuerza, ya que sin duda alguna van de la mano, y que no se pueden confundir con ser débil.

Que la Fuerza nos acompañe.

Siempre ten presente que la piel se arruga, el pelo se vuelve blanco, los días se convierten en años… Pero lo importante no cambia; tu fuerza y tu convicción no tienen edad. (Teresa de Calcuta)

AURI

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