Habla Miguel

MIGUEL2

Ángel Miguel (Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)

Escuchad vosotros, los que estáis desbocados y sois torpes de entendimiento y estáis ávidos de palabrería. Escuchad vosotros, los que habéis inventado un rostro para Dios. Escuchad vosotros los que habéis comerciado con nosotros y los que nos habéis condenado porque los Nombres no los comprendisteis. Escuchad vosotros, los que habéis levantado altares ante los ídolos y habéis separado lo inseparable. Escuchad vosotros, forjadores de ídolos y comerciantes de milagros. Que escuchen los que en su orgullo odiaron a las razas, los que nombraron santos rebajando así la Santidad del Único, los asesinos de los credos, los que se otorgaron el patrimonio de la Verdad, los que tomaron y creyeron nuestras revelaciones pero con ellas hicieron el látigo de la equivocación para destrozar la mente de quienes los escuchaban, los que por su orgullo y, por contraposición, no deseáis escucharnos porque así podéis daros cuenta de vuestro gran pecado, porque los mismos que hablamos en otro tiempo, volvemos este para recriminaros vuestros actos y vuestras falsedades.

Escuchadnos los que camináis con ricos trajes y tenéis vuestra posesión en la tierra. Escuchadnos los que dais limosna para crearos una reputación de bondad ante los que os miran; escuchadnos los malvados que han encontrado el Tesoro y lo han guardado para ellos como si sólo para ellos hubiera estado creado. Escuchadme vosotros, ladrones, miserables usurpadores de la Verdad. Escuchadme los que coronáis con oro imágenes y las vestís de terciopelo y seda, engalanándolas con flores, como si de Dios se tratase y no habéis pensado que la corona de Dios sois vosotros, el vestido de Dios es Su Creación y las flores que Él desea, son vuestro espíritu. Escuchadme los inventores de iglesias que se han apropiado de la Verdad a costa de los fallos de los demás, sin darse cuenta que han roto con un fallo para crear otro mayor. Escuchad los que creéis que el hombre no se equivoca, y los que creéis que sobre un sólo hombre descansa la potestad de Dios, y que en sus manos existen las llaves de lo lícito y lo ilícito. Escuchadme los que, diciendo mentiras sois sorprendidos, e inventáis otra mayor para tapar la primera. Escuchadme los que ofrecen incienso al oro, a la plata, creyendo que con esto agradan a Dios; escuchad los que construís templos para morada de la perfección y no os habéis dado cuenta de que la Perfección también reside en un templo mayor que es vuestro cuerpo. Y escuchadme por último vosotros que habéis gritado y suplicado la destrucción del mundo como castigo de la iniquidad, pues os hemos escuchado a vosotros que sois lo aborrecible a los ojos de Dios y los que en realidad habéis forjado la maldición en vuestra tierra, pues vosotros, los mismos que habéis obrado mal os habéis apropiado del bien ensuciándolo, y habéis osado suplicar justicia sin daros cuenta que, si este mundo merece un final es sólo por vuestros actos, por vuestras iglesias, por vuestras políticas y por vuestra filosofía.

Os hemos escuchado a vosotros que habéis dicho, sin ser cierto, que Dios ha creado un infierno para los que no lo adoren y un cielo para los que hagan lo que vosotros hacéis y, así mismo, os habéis contradicho con el propio Dios que dice que su perdón es infinito y que os Ama más que una madre a un hijo.

El rostro que habéis mostrado de la Perfección es austero, rencoroso, que de continuo desafía al hombre, que castiga, que premia, en una palabra, que se comporta con tanta imperfección como vosotros os comportáis, ya que sois rencorosos, orgullosos que castigáis a quien no os escucha y premiáis a vuestros servidores que os enriquecen.

¿Quién ha osado decir en el nombre de la Perfección que Ella castigará a los indigentes y premiará a los Aborrecibles? ¿Quién ha osado decir que la Perfección habla de un castigo eterno? ¿Quién ha tomado la palabra de Dios y os ha dicho que en suma sólo habéis nacido para servir y no por y para otro motivo? ¿Quiénes han sido los falsos profetas que os han equivocado y han hecho de vuestra vida una existencia vana, condenando al mundo en el caso de que no les escuchéis? ¿Quién ha visto el rostro de Dios sino el propio Dios? ¿Quién os ha dicho que es un hombre? ¿Quiénes os han hablado tantas mentiras de Él que, llamados a ser Él, ya no lo notáis? Esos falsos profetas, esos que se han adueñado de la Perfección y os han equivocado saborearán los juicios que inventaron, el infierno que os querían aplicar, los horrores con que querían aterrorizaros, y no verán, pues, el rostro de Dios porque siempre creerán que lo tienen y se han equivocado.

Si la Perfección no os Amara, nosotros no hubiésemos venido a hablar nunca y, por lo tanto, nunca sabríais el verdadero Camino, mostrado ya por Jesús Nuestro Dios; ni el Perfecto Destino a que estáis llamados. Si Dios premiara a las iglesias que, según ellas, merecen la Perfección, Dios sería injusto porque permitió y permite el crimen, el robo y el comercio en su seno. Vosotros, muchos de vosotros, decís no creer en la Perfección porque lo que os han enseñado los que tenían que daros ejemplo lo encontráis vacío o lleno de podredumbre y preceptos; y ellos, los que dicen tener la verdad, os condenan una y mil veces por vuestra falta de fe, sin querer abrir los ojos y sin ver que son ellos mismos los que con su ejemplo os han conducido a ese estado. Reíros de sus condenas. Reíros de sus infiernos. Reíros de la supuesta lógica de quiénes dicen que la Perfección no existe. Reíros de sus cielos. Reíros a carcajadas de quienes os aseguran que el destino del hombre, cuando no el hombre mismo, es producto ciego de la naturaleza. Reíros de los que os atormentan con demonios inventados, con dioses de madera cubiertos de llagas o con símbolos de una cruel tortura divinizada; pues sabed que la Verdad es mucho más sencilla y no necesita de elementos para conmover, de historias llenas de horror para daros ejemplos de virtud; de riquezas para deslumbrar, de infiernos para amedrentar, ni de cielos donde el aburrimiento os haría añorar la tierra que perdisteis.

La sencilla Verdad es una y sin artificios sin alharacas ni vociferíos, sin gritos ni rostros descompuestos por la perversión humana.

La Verdad es tan sencilla que un inocente niño sería capaz de Comprender porque su inocencia le haría ver la Realidad al carecer este de malformaciones espirituales impuestas. Por eso y sólo por eso el propio Dios, conocedor del pensamiento humano, maldijo a todo aquel que equivocase la mente de un niño; y al mismo tiempo tomó al niño como símbolo de espontaneidad, pureza y Aprendizaje. Dios lo ve todo porque vosotros así lo veis. Dios lo sabe todo porque está en cada uno de vosotros y vosotros seréis los jueces el día de vuestro individual juicio final que haréis con justicia al contemplar lo que es la Perfección. ¿Acaso no escuchasteis de la propia boca de Dios por dos tiempos que estáis creados a imagen y semejanza Suya? ¿Cómo lo entendisteis? Sabed que estáis creados a imagen de Dios en espíritu porque Dios no es materia, ¿Y acaso no escuchasteis también que sois hijos de Dios y que quien contemplase a su «hermano» estaba contemplando, en la tierra, al propio Dios? Pues yo os digo de nuevo en Nombre de la Perfección que vosotros sois “Dios” insertos en un cuerpo material que se separó de la propia Perfección por motivo que sólo conoce Él y que, por medio de ejemplo os lo expliqué antes. Sé que si Dios quisiera revelároslo plenamente lo haría, pero si así ocurriese conllevaría de nuevo a la ruptura y separación de la Perfección.

Si el propio Dios ante el conocimiento del bien y el mal, es decir, ante la creación de la dualidad, se separó en Perfección y en el dios imperfecto que sois vosotros, ¿no os daréis cuenta que estáis llamados a la fusión final con la Perfecta Perfección? ¿Cómo, pues, pensáis que Dios puede condenar eternamente al propio Dios?.

Os lo repito encarecidamente por vez segunda. La Perfección; y os hablo en pasado para que comprendáis aunque es cierto que el tiempo es de consciencia terrestre, no divina, por lo que debéis Comprenderme; al tener este dual conocimiento creó, en una explosión de Orden, la dualidad en todos sus sentidos y en todas sus catalogaciones y, así pues, albergó su espíritu imperfecto conocedor del bien y el mal en un cuerpo material opuesto al Espíritu y fue colocado, por Creación y Orden, en un mundo de acuerdo a sus necesidades, lleno de antagonismos como él, pero perecedero en oposición a la eternidad de la Perfección.

Vosotros sabéis de antagonismos pero todo eso carece de comprensión para la Perfecta Perfección que no conoce de dualidades y que no puede ser pronunciada ante vosotros porque conocéis el tiempo, el espacio, la forma, y os movéis del pasado al futuro y del futuro al pasado sin tener conciencia de que el presente no podéis vivirlo ni sentirlo; y no puede ser revelada porque os debatiríais en torpes cábalas para querer Asimilarla, por esto la Perfección –Dios— os puso una cota en vuestra mente que sólo es abierta en el momento en que, con la muerte os liberáis y veis la Perfecta Perfección y os juzgáis justamente volviendo a otra vida material si con injusticia habéis obrado en la anterior; o fusionándoos en la Perfección si habéis alcanzado el Conocimiento y la Pureza necesarias para la fusión.

Se os ha revelado pues, Jesús el Nazir os lo Enseñó, que Dios juzga porque vosotros que sois Dios así lo hacéis en el momento de la muerte, y que Dios Nuestro Creador perdona siempre al brindaros las necesarias oportunidades hasta que lleguéis a Uniros a Él y seáis Una Sola Cosa. ¿Quién os dijo que el juicio del final, donde se decidía entre la condenación eterna o la Perfección eterna, se encontraba al final de una vida, y sólo era una? ¿Quién ha sido quién ha hecho el Poder suyo, de condenar o salvar eternamente en una sola existencia? ¿Quiénes son los falsos profetas que se atreven a condenar en nombre de Dios a quien, naciendo ha muerto de hambre, o viviendo en un país extranjero jamás oyó Su Enseñanza? ¿ No sería recriminable, según ellos, olvidar el detalle de que, según las apariencias, Dios no os crea con las mismas oportunidades? ¿Quién se atreve a afirmar esto? ¿Quién se ha atrevido con su doctrina a decir que Dios es injusto? Sabed que el que nació rico fue pobre, y el que nació pobre volvió a hacerlo en un rico. El que fue señor después nació lacayo y, el hombre, mujer. El que engañó, nació para subsanar el engaño, el que mal habló lo hizo para remendar su error. El que criticó será criticado. El que enseñó será correspondido. El miserable nacerá para repartir; en esto estriba la justicia del Juicio de Dios en la que vosotros, siendo Dios, os convertís en jueces de vosotros mismos. Pero sabed también que vosotros, como dioses en potencia y conocedores de la dualidad del bien y el mal, también venís libres a este u otros mundos; libres para, sabiendo en la inconsciencia tras la Contemplación de la Perfección, de vuestros fallos, elegir el camino y el estado para alcanzarla, o bien dejarla y elegir el que os traiga de nuevo a un mundo según vuestros actos.

También tenéis que saber que nosotras las Virtudes de Dios a las cuales nos denomináis Emisario o Ángel, veladoras y entendedoras de una sola Virtud, de ahí nuestro nombre, somos las mediadoras entre la Perfecta Perfección y vosotros, y entre vosotros y la Perfecta Perfección, por lo cual, como os dije, en el Orden somos inferiores a vosotros porque vosotros sois “Dios”.

(Fuente: Libro de Samahel)

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