Habla Miguel

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Ángel Miguel (Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)

Os digo la Verdad si os narro lo que a continuación tengo el deber de narrar por orden de vuestro y nuestro Creador Dios. Pero sed comprensivos vosotros ya que algunas facetas son inenarrables y deberé emplear símbolos para que todos lo entendáis. Una Idea Divina difícilmente puede encontrar palabras humanas que expresen su Verdadero significado, ahora bien, si estáis Puros y en el Camino, estos símbolos, comparaciones y palabras os despertaran hacia la Verdadera Sabiduría que consiste ahora en Uniros a donde partisteis con sólo vuestro pensamiento. Escuchad. Escuchad. Escuchad.

Dios Uno, en un momento de su pensamiento, —momento que aún existe ya que en Él no hay tiempo— creó todas las cosas materiales con el fin de «observarlas» en Sí mismo. Pero para Él esa observación de Creación era y es como para vosotros el aroma de una flor o como el deleite que expresáis en la contemplación de una obra de arte. Una importante parte Suya pero mínima con respecto a la global si es que a nuestro Creador se le pudiera «englobar», precisamente esa «faceta de observación y recreación en Su Obra», fue «conocedor» de lo que era y es el bien y el mal separándose así de Él y tomando una energía y pensamiento distinto al primero porque así Él con su corriente de Pensamiento lo quiso y Creó. Mas es impensable que en el Seno de lo Único existiese algo disonante. No es lo mismo el Todo Pensante Creacional que la creación de una dualidad Bien-Mal en un Pensamiento que se hace la guerra contra sí mismo y por lo tanto puede destruirse con la Fuerza del Pensamiento, y de ser el Todo poder pasar a Nada. Fue y es, imagináoslo así, como si al observar y deleitaros con una obra de arte ésta cobrase vida dada por la energía de vuestro deleite y os hiciese la guerra diciéndose a sí misma que es como vosotros, y buscase ser vosotros mismos. Es así como —os valga esta insignificante comparación— ocurrió y de continuo ocurre para la Mente Divina que no tiene tiempo.

Así pues, en una parte del Pensamiento Divino reinó el caos y este mismo caos, siendo Divino, se separó por su propio pensamiento porque era apartado o rechazado por el Orden Primero Divino. En esas décimas de segundo que es perenne y no es eso tan siquiera, el Pensamiento Divino no podía, siendo Único, luchar contra lo dual, contra su guerra; así es que para que no fuese una energía espiritual adversa a Él mismo la dividió por su Propio Pensamiento, en millones de millones de billones de partículas pensantes llenas de esa «sabiduría de la dualidad Bien-Mal» y a cada una la encerró en un cuerpo acorde con esa necesidad: fuisteis creados vosotros en esa fracción de segundo —por así llamarlo, repito— y, al ser parte divina imperfecta, pero parte Divina, se crearon junto con vuestro cuerpo el mundo que os rodea acorde con vuestra esencia general. Así, en vosotros, se os separó como macho y hembra; y en vuestros mundos existe día y noche, rojo y verde, espíritu y materia, blanco y negro, torcido y derecho, placer y sufrimiento… un mundo de dimensiones, colores y opuestos en todas sus formas, maneras y necesidades. Pero ¿Y el Mal? aquel Orgullo —al que Jesús llamó Satanás o el Adversario— aquel terror, la ira, el placer desbocado que se originó al haber no sólo ya separación de lo Perfecto y lo Imperfecto, sino al separaros en hombre y mujer para así perpetuar la llegada de otros espíritus, todos esos «defectos» y otros más que se generaron sobre aquella «contemplación de sí mismo» y por consiguiente «Pensaban y piensan» por si solos ya que son energía pura capaz de gobernar y en un momento fue Divina pero ahora conocida por vosotros y por vuestra causa. A eso que se le llamó «Mal» y es energía viva opuesta y que tendería «a hacer la guerra» al Creador fue separada de vosotros para así no ser tan fuertes en la Lucha.

¿Y la «vuelta a lo que fuisteis»? El plan divino nos creó entonces a nosotros los emisarios entre Dios vuestro creador y vosotros, y entre vosotros y Dios nuestro y vuestro Creador. Así pues nacimos las Virtudes, unas más puras y luchadoras para que el Mal no prevalezca, otras que median para que no caigáis en el error de equivocaros y os perdáis en el rotundo bien-mal y otras que son veladoras y castigadoras al mismo tiempo. Nosotros pues fuimos creados justo cuando los mundos fueron creados tras vosotros, por esto vosotros sois superiores a nosotros pero inferiores a Dios Nuestro Señor.

Así, pues, repito, en el momento de la creación se originó por una parte el mundo de los espíritus Negativos que intentan arrastraros hacia sus vicios y desvaríos que fueron provocados en especial por el Orgullo. Por otra parte el mundo de los espíritus gobernantes de toda materia, que están a vuestro servicio como «Dios en potencia» que ahora sois. El mundo de los Mensajeros, a los cuales pertenezco yo, y que estamos para guardaros y encaminaros. El mundo de vuestro Estado Dual, al cual pertenecéis vosotros y el cual disfruta —hasta que os unáis a Dios— de una vida material que encierra la esencia divina que llegará a ser Él, es decir, el mundo de la materia y el espíritu unido que es el único por llamarlo así, que se separó de Dios.

Hay, eso si, infinidad de variantes dentro de los tipos a los cuales tanto vosotros los mortales como nosotros los espíritus pertenecemos pero para explicar esto vendrá otro mensajero a dictaros en este libro para vuestra necesaria comprensión hablándoos de una forma clarificadora. Ese mensajero os vendrá con el nombre de AOM.

¿A qué fue entonces el engaño al que fuisteis sometidos por esa «sabiduría» que se inmiscuyo en vuestro interior si tal cosa jamás sucedió excepto en vosotros mismos? ¿Qué pecado cometisteis pues que pueda anularlo mano humana, agua o fuego, que están creados a vuestro mismo tiempo? ¿ Qué error cometisteis si tal error consistió precisamente en una «faceta de observación y recreación de la Obra de Dios» por la que vosotros precisamente separados de Él estáis para no crearse al tiempo la Dualidad Bien-Mal Eterna? Sabed pues que ese supuesto pecado de vuestro origen o primer pecado en ese «Edén», que es ni más ni menos que el Estado Primigenio de Gloria sin separación, no puede quitarlo agua o fuego, palabra o acto humano sino vosotros mismos con vuestro comportamiento en esta y otras vidas terminadas con buen fin las cuales, — otorgación que os concede Dios para vuestra Salvación— os uniréis a voluntad con Él siendo lo mismo que antes de Partir en este Principio-Actualidad-Final que es Todo porque es Eternidad Creacional Perenne.

(Fuente: Libro de Samahel)

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