Ángel Miguel (Obra de Miguel A. López Melgarejo)
Palabras de Amor, palabras de Justicia y palabras de Orden. Esto y sólo esto es a lo que están llamados a pronunciar los Doce Dobles hasta la consumación de Todos los Tiempos.
Sobre estos Doce Dobles, Dios impuso mi Energía, la Energía del Equilibrio de dos antagonismos que se crearon desde la aparición del cuerpo. ¿Quién podrá derrotar al fin al Adversario? ¿Quién es el Puro que, habiendo nacido de mujer, pueda desvelar los misterios que siempre habéis querido conocer?¿Quién sino el propio Dios encarnado en cuerpo es el Sabedor de Todo lo que de Él parte?.
Pues os diré que de nuevo volverá a esta tierra pero lo buscarán y no lo encontrarán porque lo esperan como rey y volverá de nuevo con la humildad y la mansedumbre. Lo esperarán surcando las nubes y sin embargo volverá de nuevo para caminar con sus pies sobre la tierra. Creerán haberlo herido y sin embargo de sus manos taladradas, sus pies sangrantes y su costado de luz saldrá el juicio para todos los que le juzgaron. Lo esperarán en un continente en una nación, y sin embargo su aparición será tan rápida y fulgurante que eclipsará toda mirada, todo cuerpo y todo ser. Cuando digan que ha aparecido será cuando ya no esté. Vendrá a enjugar las lágrimas, vendrá a dar de Beber, a curar a los doloridos… y su trono lo dejará en la tierra y con Él partirán los puros y los que habéis Amado hasta a vuestros enemigos. No estará ahí su triunfo, tampoco lo estuvo en su muerte, porque Dios no triunfa en un tiempo o en otro, antes o después, ahora o luego: Dios ya ha triunfado porque nunca ha sido derrotado. Por esto todos le damos Gloria, porque es el Eterno Triunfante.
Sois los torpes de corazón y los de sesera dura los que debéis triunfar porque, os aviso, estáis llamados al Triunfo perenne aunque para ello, como ocurrirá, deba de alzar mi mano y desequilibrar en vuestro planeta lo que he mantenido desde el anterior principio.
¿Quién es como Dios sino el propio Dios? Venimos a deciros lo que va a acontecer en vuestro mundo contra el cual todos os habéis revuelto. Decidlo aunque también os diré que nadie os creerá, no penséis que el mundo se va a conmover ante vuestras palabras ni ante las palabras de nadie, pues esperarán un gran milagro para creer y no lo tendrán. Pedirán una gran señal para corroborar vuestras palabras y no la tendrán porque el fin será lento pero seguro. Maldecirán su condición cuando todo esto ocurra y no podrán escapar al fin. Son tozudos sus corazones y no repararán en decir que estáis locos o endemoniados. Haced caso omiso a lo que os digan cuando contéis lo que os hemos dicho y oído.
¡Ay humanidad! ¡He aquí una mínima parte de lo que os hemos venido a decir!.
(Fuente: Libro de Samahel)
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