(Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)
Son los veladores de todo ser “despierto o dormido” que otorgan al ser humano el Equilibrio, el cumplimiento de los Compromisos, la Sanación Espiritual y Física, y la Luz, respectivamente.
Son emanaciones del Ángel Superior Anael cuyo Amor los constituye. El nombre de esta virtud significa en hebreo «Favor de Dios» y es uno de los siete Ángeles Superiores.
Cuando la virtud de Anael “amanece” en el ser humano, éste se siente partícipe de una gran capacidad de Amor, rayando con la mística. Las personas así «tocadas» se convierten en «radiadores» de esta misma Gracia de Dios hacia todo lo que les rodea. Su energía vibra con el perfume de la rosa y con el color del mismo nombre que esta flor.
Este Ángel superior es invocado para todo lo concerniente al Amor y sus múltiples aspectos, máxime cuando, a causa de su Amor, es también uno de los siete «Ángeles de los siete días» gobernante simbólico del viernes, en el que se le suele invocar, y es entonces cuando su energía vibra con la esmeralda. La luz blanca de Anael trae al caminante la nobleza; más su opuesta, la luz negra de Lilith atrae la envidia y el odio.
Anael es el Ángel del Amor, o lo que es lo mismo, aquella Energía que abre nuestros Canales místicos para que intuyamos lo que significa verdaderamente la palabra Amor y todo lo que esto abarca.
(Recogido del Libro de Samahel)
En Mística Operativa existen 6 Ángeles principales:
Azrael (vida de la Muerte y la muerte de la Vida)
Miguel (el Equilibrio y que se le sitúa en el Este)
Gabriel (los Compromisos y Pactos celestes, en el Norte)
Rafael (la Sanación y la Salud física, mental y espiritual, en el Oeste)
Uriel (la radiación Lumínica, que se representa en el Sur)
Anael, que curiosamente se le sitúa como unión de los cinco anteriores y que representa el Amor.
Y es cierto, por AMOR se nos dan todas las oportunidades necesarias en esta vida o en otras hasta alcanzar la ansiada Unidad o Reintegración con el TODO. Con Amor debemos ser Sanos, Equilibrados, Luminosos y Comprometidos en todo lo que esto supone dentro de lo que es llamado «Pirámide del Efecto», es decir, Amorosamente Sanos, Amorosamente Equilibrados, Amorosamente Luminosos y Amorosamente Comprometidos.
Todas estas Energías y sus místicos conceptos se encuentran en el interior del «Templo de la Sabiduría», pero ojo, este «Templo» está edificado sobre siete «Columnas» que lo sustentan y que también debemos tener en cuenta:
La primera, que es LA INOCENCIA de saber que uno no sabe nada.
La segunda, que es LA ESPERANZA de que uno puede llegar a Saber.
La tercera, que es LA VOLUNTAD de emprender el Camino con esfuerzo.
La cuarta, que es LA DISCIPLINA de no pararse en el Camino.
La quinta, que es EL DESCUBRIMIENTO de que todo es un continuo cambio.
La sexta es LA CONSCIENCIA misteriosa de otra realidad superior a la propia.
Y finalmente la séptima, que es LA EXPERIENCIA de que lo «abstracto» es más «real» que lo tangible…y eso se llama AMOR.
Y si de verdad queremos Amar (despertar en nosotros a Anael) algún día, antes deberemos destruir nuestras ansias de amar, pues, esas ansias de amar, esa ambición, ese sólo querer para uno lo que uno quiere sin importarle lo demás, no es la forma, el AMOR es todo contrario, es espontáneo, limpio, despreocupado, desinteresado, dándolo de «corazón» sin esperar nada a cambio, buscando su equilibrio, haciéndolo con voluntad, entrega, valentía, compromiso y «curación» …en el sentido de ir reconociendo nuestros fallos, nuestros miedos, nuestras dudas, nuestro orgullo, …. y corrigiéndolos…. Todo lo que hagamos con Amor y por Amor es bueno y siempre tiene que salir bien, porque si tenemos esa Energía, esa Luz, y si verdaderamente la sentimos como nuestra, eso nos hará abrir «canales» que sin ellos no sería posible poder llevarlo a cabo, es decir no podríamos Amarnos ni Amar.
Un abrazo de paz y amor
AURI
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