(Fuente: Obra de Miguel A. López Melgarejo)
Uno de los Ángeles de los Meses, regidos por Laopusem, cuyo nombre en hebreo significa “Dios me Bendice”. Según la parte no publicada del A.D.A.M.A. es el representante de Julio, la gema que le corresponde es la piedra luna, el color que vibra afín a su Energía es el verde claro, y el perfume el sándalo (símbolo de las Tres Manifestaciones).
Este Mensajero nos hace ser valientes ante las pruebas que la misma vida o karma nos presenta con el fin de hacernos fuertes y sabios. Según el capítulo IV del Libro de Samahel, este Ángel “viste de Esmeralda”, una de las gemas que adornaban el pectoral del Sumo Sacerdote del Templo de Jerusalén.
Verchiel es el Ángel de las Pruebas, y se personó en Paiporta (España) para dictar la página 563 del Libro de Samahel haciéndolo en 33º lugar.
(Web de Samahel)
ORACIÓN A VERCHIEL
“El Ángel de mi Señor el Innombrable
hace presencia en este Ciclo de mi vida,
y con él comulgo en la Creación, la Manifestación de la Sabiduría
y el Mensaje intemporal de Vida en la Eternidad.
Amén. Amén. Amén.
Verchiel, Virtud eterna que se refleja en la nívea semblanza
de los Ángeles lunares, ven hasta mi presencia
y hazme partícipe de la Maternidad Celeste y el Amor Puro.
Hazte presente en mí y líbrame de las semillas
que atormentan en ocasiones mi alma
que desea henchirse cual flores que tachonan mis acciones.
Te invoco porque Conozco tu Nombre y en él me regocijo
como el ser Vivo que busca la mano Protectora
de la Gran Potestad que nos Bendice sin retener,
sin aminorar y sin quitar la Libertad.
¡Verchiel, Verchiel…
que el Carisma de tu singular Energía
esté siempre en mis momentos de zozobra y de oscuridad
cual lámpara que aleja la sombra!
Contigo descubriré lo desconocido,
contigo apagaré mi Sed,
contigo haré más llano mi Camino,
contigo alcanzaré las bendiciones de los Maestros
que descansan en los prados de la sapiencia Universal.
¡Suave bruma nacarada, abrázame!
¡Resplandor hecho de espuma, límpiame!
¡Susurro de la profundidad,
hazme guardar el silencio para que sea reconocido como “El Prudente”!
¡Yo te invoco desde mi corazón
para que seas el huésped de mi Morada Anímica!
¡Vive en mí! Amén. Amén. Amén”.
JULIO
(Compartido por Chased Jet)
Era el quinto mes del primitivo calendario romano y se llamaba Quintilis. Fue nombrado «Julius» en honor a Julio César, que nació el día 11 del mes. En iconografía se le representaba como a un joven bronceado por el sol y con los cabellos coronados de espigas, debido a que era el mes en que los labradores comenzaban a segar sus campos de farro (trigo antiguo), avena y centeno.
Estaba consagrado a Minerva, divinidad de la Sabiduría asociada a la Atenea griega y una de las tres divinidades superiores del panteón romano junto a Júpiter y Juno. Minerva es la diosa guerreracuyos atributos son la lanza y el escudo, pero a la vez diosa de la Razón y de la Filosofía. Minerva es la protectora de las ciudades.
El día después de los Idus (sobre el 16 de julio) tenía lugar la celebración de la Stella Maris (estrella de los mares), uno de los atributos de Isis en tiempos del Imperio (y curiosamente, una de las advocaciones actuales de la Virgen). Se veneraba a Sirio, la estrella más brillante del firmamento, representación de Isis en los cielos y que en las madrugadas de julio se levanta por el Mediterráneo oriental, heraldo de buen tiempo para los marineros y patrona de los navegantes. Esta fiesta se celebraba con paseos marítimos, como en nuestros días la de la Virgen del Carmen, cuya festividad se celebra este mismo día.
Tras tres días de celebraciones, el 19 de Julio, culminaba el festival de Isis: «Diosa verde», «Señora del pan», «Señora de la cerveza», «Señora de la abundancia»… Ella misma se define así: «Soy la madre de la inmensa naturaleza, la dueña de todos los elementos, el tronco que da origen a las generaciones, la suprema divinidad, la reina de los Manes, la primera entre los habitantes del cielo, la encarnación única de dioses y diosas; las luminosas bóvedas del cielo, los saludables vientos del mar, los silencios desolados de los infiernos, todo está a merced de mi voluntad; soy la divinidad única a quien venera el mundo entero bajo múltiples formas, variados ritos y los más diversos nombres….: soy la reina Isis» (Apuleyo).
Al día siguiente, el 20, se celebraban las Panateneas, herencia de las fiestas en honor a Atenea. En este día se consagraba el «Paladio» o imagen de la diosa, a fin de implorar su protección sobre la ciudad durante el año. Consistían en una celebración multitudinaria en la que las damas más nobles de la ciudad ofrendaban a la diosa un peplo o túnica exquisita, que les había llevado nueve meses confeccionar. Esta lujosa prenda se colocaba sobre la imagen de Minerva en un ritual solemne y después, se realizaba una procesión por las calles para que el pueblo pudiese acariciarlo e, incluso, llevarse un trozo de él. Sacerdotes con ramas de olivo, jóvenes danzantes, música y color acompañaban a la diosa. Cada cuatro años se celebraban las Grandes Panateneas.
En nuestros días, encontramos referentes de cómo habría sido esta procesión, en la de la Mare de Deu dels Desamparats en Valencia. En el «Traslado», la imagen «Peregrina» es sacada por la Puerta de los Hierros y llevada por los «seguidores» desde la Basílica a la Catedral, entre vivas y piropos, en volandas, pasando de unos a otros, hasta que, de espaldas, entra en la Catedral. Otro ejemplo lo encontramos en el “salto de la reja” llevado a cabo para procesionar la Virgen del Rocío.
La última festividad del mes, la Neptunalia, tenía como objeto conjurar la sequía. Se celebraba en honor a Neptuno, dios de las aguas y protector de pescadores y navegantes.
VERDE CLARO
Del latín “viridis”: vigoroso, vivo, joven. El color verde se relaciona con el elemento agua y la sanación. Es el color de médicos y boticarios. Símbolo de la naturaleza, de la profundidad del mar y de la existencia. Verde es el despertar de la vida, del océano primordial. Simboliza un conocimiento profundo, oculto, de las cosas y del destino.
El Blanco significa o la ausencia o la suma de los colores, y así, se coloca al principio o al final de la vida. Es el color del que va a cambiar de condición y significa luz, pureza y alegría. Rebosa de posibilidades vivas, pues simboliza la nada antes de todo comienzo.
El verde claro se obtiene de la mezcla de verde y blanco, por tanto, participa de las características de ambos. Se asocia con la protección y la curación emocional. Con el cambio que se opera en nosotros tras superar las pruebas que la vida (la naturaleza que nos rodea) nos presenta y la esperanza en el nuevo inicio, el despertar, la alegría, el conocimiento y la pureza adquiridos. El mar y el agua, germen de cualquier origen y de la materia de la que estamos formados.
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