Con nuestro nacimiento, la vida, a través de sus distintas etapas, infancia, adolescencia, y después en la madurez, se nos presenta como un continuo aprendizaje.
En el aspecto humano, el aprendizaje tiene diversas etapas, la primera, en la que todo es percepción de lo que vemos, se trata del aprendizaje dependiente de los demás, del entorno en que el niño o la niña se desenvuelven junto a sus padres, hermanos y demás familia, hasta llegar a la etapa de su propio discernimiento, el del adolescente, donde serán ya sus propios pensamientos y sentimientos los que les marquen los caminos a seguir. Caminos que sin duda no serán fáciles, donde la enseñanza del esfuerzo, la constancia, el empuje, la firmeza, al mismo tiempo que la prudencia, será la que tenga que estar siempre presentes si el deseo es lograr las metas propuestas.
Sabemos bien que la vida está llena de pruebas, de cosas que nos ocurren y por cuya causa aflora el sufrimiento, el dolor, los miedos. Todo ello motivado por nuestras propias acciones y por las acciones de las demás, por los desengaños producidos por actuaciones de personas que están a nuestro lado y que creemos en ellas, en su amor o en su amistad sincera, aunque luego las circunstancias nos demuestran todo lo contrario.
A este respecto me decía un amigo de Camino ”…Hay personas a tu alrededor a las que por la razón que sea no les gustas, les caes mal, o dicho de otro modo, “no te tragan”. Pero eso no debería desviarte a ti de la realidad, sólo aprende de ellas. Fíjate en lo que dicen, en cómo lo hacen, observa sus vidas, pero deja de lado la antipatía, no luches contra ellas; verás cuántas cosas te enseñarán. Porque fíjate bien, podría ser que no te quisieran, sí, pero también podría ser que tú lo hayas imaginado, de todos modos nada de eso es importante. Lo importante es que tienen cosas que enseñarte, si tú estás atento. Cosas que te perderás si luchas contra ellas y te llenas de oscuridad….”
Lo mismo ocurre con la evolución de nuestra vida espiritual. Y en ese sentido, podemos entender que nacemos para la purificación del karma recogido en otras vidas, y que será precisamente el aprendizaje de las pruebas que ese Karma nos presente -y que deberemos ser capaces de identificar por medio de nuestra Intuición- las que nos hagan ver qué cosas tenemos que reconocer y por supuesto corregir.
Un aprendizaje que en el fondo no es otra cosa que esa continua batalla contra nuestras propias sombras, nuestros propios defectos, nuestros propios egos, y que nos hará comprender y aplicar modos de vida que nos vayan ayudando a corregirnos y así dominar esas sombras o energías oscuras, y digo dominarlas porque nunca las podremos eliminar, ya que siempre estarán presentes, al igual que lo están nuestras Virtudes o Energías de Luz.
También será ese aprendizaje el que nos haga adentrarnos en la práctica del Perdón, una de las grandes divisas del Amor, porque se entiende que en todo, y en todos, está de alguna forma nuestro Dios Único, Universal, el Dios Amor.
En definitiva, se podría decir que cuando se dispone de conocimientos auténticos, es decir que nuestro aprendizaje interior se aproxima a la verdad de las cosas, que nos importa y sabemos escuchar la voz de nuestro interior y la voz de nuestro entorno como su auténtica biblioteca no escrita, será también cuando esos conocimientos no escritos, sutiles, prolijos, se hacen llegar a los demás con palabras llanas, concretas y hechas desde la humildad, dando consejo hasta donde se puede llegar con nuestras palabras.
Ver enlace: https://centroauri.wordpress.com/saber-de-angeles/angeles-de-la-semana/angel-rafael-regente-del-miercoles/

Debe estar conectado para enviar un comentario.